Los costos asociados

De las decisiones que tomamos

Los costos invisibles de cada decisión

Cuando pensamos en dinero, solemos fijarnos en lo que entra y en lo que sale, en gastar menos y en ganar más

Pero rara vez ponemos atención al costo más caro de todos: el de nuestras decisiones

Cada vez que eliges algo, estás descartando otra opción

Y esa renuncia tiene un precio, aunque no lo veas en tu estado de cuenta

  • El costo financiero: lo que pagas directamente en dinero

  • El costo de oportunidad: lo que dejas de ganar al elegir una opción sobre otra

  • El costo emocional: la energía mental que consumes al vivir con dudas, arrepentimientos o la ansiedad de haber tomado una “mala” decisión

  • El costo del tiempo: quizá el más subestimado; invertir horas en algo que no rinde frutos, es el gasto más caro, porque ya no se recupera

Lo curioso es que muchos de estos costos se acumulan en silencio, pasan desapercibidos y seguimos sin considerarlos

Decir “sí” a un gasto innecesario, postergar una inversión que podría generar ingresos, o quedarnos en un trabajo que ya no nos aporta, tiene un precio mucho más alto de lo que creemos

La clave está en decidir con conciencia, pensando en los costos asociados

No es solo “¿cuánto cuesta esto hoy?”, sino también “¿qué me va a costar mantener esta decisión mañana?”

Porque al final, lo barato cuesta caro

Tomar una decisión distinta puede ser una inversión que te genere ganancias reales o menos pérdidas

Te doy un ejemplo, tengo un teléfono “viejito” porque uno nuevo implica muchos costos asociados:

  • Una funda nueva porque siempre se me cae

  • La protección para la pantalla por si se me cae

  • La preocupación de que se me caiga

  • El riesgo que implica traer un teléfono caro

  • El tiempo para hacer el respaldo, borrar el teléfono viejo, configurar el nuevo y entrar de nuevo a todas las apps

  • Ir al banco a que me reactiven mi app porque se bloquea por cuestiones de seguridad cuando cambia el equipo de teléfono, más el pago del estacionamiento y el tiempo que eso toma y el “ya que estamos aquí, por qué no de una vez… vamos al super, comemos algo, entramos a la tienda…”

¿Te suena conocido?

Pareciera que comprar un teléfono nuevo podría ser una buena idea, pero para mí en definitiva no lo es por el momento… tengo que sumarle al precio real, el costo de los gastos asociados

Si quieres utilizar mejor tu dinero

La próxima vez que vayas a comprar algo que no sea absolutamente necesario, piensa en los costos asociados antes de tomar la decisión y elige la respuesta que sea evidente (si el costo es muy alto, ya no es tan difícil decidir no comprarlo)

Hasta la próxima,

Cynthia Reséndiz.